jueves, 1 de enero de 2015

Tiempo ordinario : cancionero 4

Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura



1)  DIOS FAMILIA


Cada vez que nos juntamos siempre vuelve a suceder
lo que le pasó a María  y a su prima la Isabel;
ni bien se reconocieron, se abrazaron, y su fe
se hizo canto y profecía, casi, casi un chamamé.

Y es que Dios, es Dios familia, Dios amor, Dios Trinidad, de tal palo tal astilla,  somos su comunidad. Nuestro Dios es Padre y Madre, causa de nuestra hermandad, por eso es lindo encontrarse, compartir y festejar.

Cada vez que nos juntamos siempre vuelve a suceder, lo que dice la promesa de Jesús de Nazaret:
“Donde dos o más se juntan, en mi nombre y para bien, yo he de estar personalmente,  con ustedes yo estaré.”

Cada vez que nos juntamos siempre vuelve a suceder,
lo que le pasó a la gente reunida en Pentecostés;
con el Espíritu Santo, viviendo la misma fe,
se alegraban compartiendo lo que Dios les hizo ver.





2) AL ALTAR ACERCAMOS


Al altar nos acercamos con el vino y con el pan,
son los frutos del trabajo que queremos presentar
son los frutos del trabajo que queremos presentar.

Estos dones que ofrecemos el Señor convertirá,
en su Sangre y en su Cuerpo, signos de fraternidad,
en su Sangre y en su Cuerpo, signos de fraternidad.

Ojalá que en esta ofrenda expresemos la unidad,
que si hubo alguna ofensa la sepamos perdonar,
que si hubo alguna ofensa la sepamos perdonar.

3) En la mesa del Señor


Llegamos a tu mesa  amado Señor,
trayendo en nuestros labios un canto de amor.
Para que nos alumbren tu gracia y bondad
y así podamos siempre tu amor reflejar.

El pan que es tu cuerpo nos confortará.
El vino que es tu sangre valor nos dará
para enfrentar la vida con fe y con amor
confiando plenamente  en tu gracia Señor.

¡Bendito seas, Señor, por todo el bien que nos das!
Bendito porque quieres estar hoy aquí
brindándonos tu vida en vino y pan!

El pan que compartimos es trigo de Dios,
es fruto de la tierra en trabajo y dolor;
en nuestros corazones semillas se hará
para una nueva siembra de paz y amistad.

La copa que tomamos  es vino de Dios
la sangre derramada por Cristo en la cruz
se hará en nuestras venas latido de amor
para entregar la vida en unión con Jesús.

4) LA PASCUA DE LA LIBERTAD


Tan errantes y peregrinos como el pueblo que cruzó el mar, caminando vamos a tu encuentro, es la Pascua de la libertad. Prometiste  en la Última Cena que por siempre te ibas a quedar, compartiéndote en la Eucaristía, Pan de Vida te nos regalás.

Y salís feliz a nuestro encuentro, de la mano de María estás, tu presencia en el pan y el vino, por tu espíritu se hizo real.

Por tu Cuerpo y por tu Sangre, nos acercas a la Redención, Alabanza y acción de gracias al Eterno Padre Creador. Y aunque es dura la pesada marcha, nos da fuerza la Comunión. Con María y todos los santos, somos “Uno” todos en tu Amor.

Enviado del Padre del Cielo, nos invitas a evangelizar,
testimonio de tu amor daremos, porque a todos nos querés salvar. Tu Misterio nos mantiene unidos, como pueblo y en comunidad, por los débiles trabajaremos, con justicia y con caridad.


5) María de América


Hace tiempo que esta tierra tiene alianza con el Señor
ya que un día la Señora le abrió las puertas del corazón, ya que un día la Señora le abrió las puertas del corazón.

Heridas tiene mi pueblo, heridas tiene para sanar.
heridas que el camino se van haciendo de tanto andar,
heridas que el camino se van haciendo de tanto andar.

Junto con ella creció América:
en Guadalupe, Luján, Itatí, del Valle
y otros lugares que por amor ella se quedó. (bis)

María de la Esperanza mira a tus hijos y cuidanos;

no dejes que te arrebaten la fe que un día plantó el Señor. Madre Virgen Misionera que está presente en cada región, llevanos junto a la mesa reconcilianos con el Señor.